El sábado recién pasado vivimos una experiencia que nos hizo recordar el trabajo de Jesús y sus discípulos en la antigüedad, donde las multitudes se reunían frente a él cuando desde una barca les predicaba a viva voz.
Lo del sábado fue un poco raro, un lugar que en el papel pintaba para que hiciéramos todo en forma sencilla, sin embargo los problemas no estuvieron ausentes, aunque nada tan complicado como para que no pudiéramos hacer nuestro trabajo.
La comparación que se nos vino a la mente era algo lógico, un lugar en donde las grandes lanchas casi compartían con nosotros el escenario, rodeados de aparejos de pesca, nos empapamos del ambiente y nos convertimos en pescadores de hombres.
Así como el pescador usa sus embarcaciones, con sus redes y boyas para llevar el alimento al hogar, nosotros nos posicionamos con nuestros parlantes, micrófonos e instrumentos para atraer a aquellos que pasaban y se quedaban a oír, esta vez la "carnada" no era más que la verdad de Cristo presentada a través de las canciones.
Damos gracias a Dios una vez más porque como siempre nos acompañó en el trabajo y también de regreso a casa.
Esta semana, nuestra ciudad se convierte en un carnaval sin sentido, que intenta disfrazar con fiestas que en nada edifican, la pobreza y desesperanza de un pueblo que ve con horror como día a día desaparecen las fuentes de trabajo, por esto, el grupo de trabajo en pleno se retira al interior para compartir un tiempo de descanso y reflexión hasta que la turbulencia de estos días se aleje.
Para ver más fotografías de nuestro trabajo en la Caleta Grande de Cocholgüe, puedes visitar el álbum de Facebook "Evangelizmo en Cocholgüe".
Bendiciones...