Cuando era niño enfermarme casi me daba lo mismo. Sobre todo si era de una gripe. Todo porque mi mamá que trabajaba en el Hospital siempre sabía, qué hacer y qué remedio administrar.
Con las gripes era lo más sencillo, iba a su turno diario y cuando volvía, siempre traía consigo una jeringa con una dosis de penicilina más benzatina, era solo disponer aquella parte del cuerpo más "blandita" y listo, al otro amanecía siempre como nuevo, podía saltar, correr y volver a hacer mi vida normal, bueno casi, porque sentarme no podía.
En nuestra vida no es tan lejano a lo que vivía cuando niño. No hay quién vaya por la vida libre de problemas, podemos vernos casi como una especie de seres enfermos, algunos de envidia, otros de agudas depresiones, en fin, enfermedades de todo tipo, pero aunque algunos todavía no lo crean, el remedio está mucho más cerca de lo que parece.
El Señor, nuestro Dios, espera que cada uno se acerque a su hospital más cercano y pida un poco de ayuda. El primer paso y el que más cuesta para ser ayudado, es siempre reconocerse necesitado de alivio, los pasos siguientes por lo general son mucho más sencillos.
Dios tiene el remedio para cada enfermedad, física y de las otras. Probar no cuesta nada, sólo un poco menos de orgullo, temor o timidez y atreverse a dar el paso más importante.
Te esperamos este Domingo 30 de Septiembre, en el templo de nuestra iglesia junto al ministerio de teatro, para que puedas disfrutar de una nueva obra que de seguro, como siempre, traerá para ti un mensaje esperanzador.
Bendiciones...
Con las gripes era lo más sencillo, iba a su turno diario y cuando volvía, siempre traía consigo una jeringa con una dosis de penicilina más benzatina, era solo disponer aquella parte del cuerpo más "blandita" y listo, al otro amanecía siempre como nuevo, podía saltar, correr y volver a hacer mi vida normal, bueno casi, porque sentarme no podía.
En nuestra vida no es tan lejano a lo que vivía cuando niño. No hay quién vaya por la vida libre de problemas, podemos vernos casi como una especie de seres enfermos, algunos de envidia, otros de agudas depresiones, en fin, enfermedades de todo tipo, pero aunque algunos todavía no lo crean, el remedio está mucho más cerca de lo que parece.
El Señor, nuestro Dios, espera que cada uno se acerque a su hospital más cercano y pida un poco de ayuda. El primer paso y el que más cuesta para ser ayudado, es siempre reconocerse necesitado de alivio, los pasos siguientes por lo general son mucho más sencillos.
Dios tiene el remedio para cada enfermedad, física y de las otras. Probar no cuesta nada, sólo un poco menos de orgullo, temor o timidez y atreverse a dar el paso más importante.
Te esperamos este Domingo 30 de Septiembre, en el templo de nuestra iglesia junto al ministerio de teatro, para que puedas disfrutar de una nueva obra que de seguro, como siempre, traerá para ti un mensaje esperanzador.
Bendiciones...